¿Cómo obtener el cinturón negro o el grado de instructor en Kung-Fu Choy Lee Fut?
El cinturón negro o el grado de instructor en Kung-Fu
Mi historia de esfuerzo, error y perseverancia
Recibiendo el cinturon negro de parte del Sifu Raul Toutin, con el gran Sifu Lane Louie
Obtener un cinturón negro o alcanzar el nivel de instructor en Kung-Fu Choy Lee Fut no es algo que ocurra de la noche a la mañana. Requiere absorber una gran cantidad de conocimiento y mantener una rutina de entrenamiento constante durante muchos años. En promedio, puede tomar cerca de 10 años alcanzar un nivel alto en el sistema.
Más allá del esfuerzo físico, también es necesario superar barreras mentales: desmotivación, dudas, sensación de estancamiento... Por eso, la disciplina, la fuerza de voluntad y el hábito de entrenar son fundamentales.
A nivel técnico, el enfoque está en las formas tradicionales del sistema Choy Lee Fut, sus aplicaciones marciales y los principios filosóficos que las acompañan. Nuestro programa —heredado de la Escuela Choy Lee Fut Chile del maestro Raúl Toutin— contempla unas 20 formas, cada una con un contenido técnico, táctico y conceptual profundo que debe ser comprendido y aplicado.
El inicio de mi camino
Cuando empecé a entrenar Kung-Fu en serio, no existía un programa tan claro. Fue recién en el año 2010, cuando el Sifu Raúl visitó Costa Rica, que se formalizó el programa en mi antigua escuela. Gracias a esa visita, varios alumnos fuimos promovidos al nivel Azul I, y al año siguiente, a Azul II (nivel intermedio). Eso marcó un antes y un después: finalmente había una base técnica sólida sobre la cual avanzar.
Lamentablemente, ese progreso se retrasó muchos años. Para ese momento ya llevaba más de 15 años practicando, pero el profesor que tuve entonces no mostraba interés en promover a los alumnos a niveles avanzados. Sus motivos nunca estuvieron del todo claros.
Una ruptura necesaria
En 2012, rompí definitivamente mi vínculo con esa escuela. Me fui con apenas unas cuantas formas aprendidas y la sensación amarga de que todo había sido en vano, ya que en Costa Rica en aquel momento no había muchas escuelas de Kung fu, de igual manera yo no tenía ganas de continuar, solo quería dejarlo todo.
Un par de años después entré en una etapa difícil de mi vida, la muerte de mi Madre me impactó al punto que incluso llegué a experimentar una fuerte depresión, que me llevó a buscar apoyo terapéutico.
Pero en 2015, quise practicar de nuevo, me puse los guantes y quise subir una foto a Facebook, después de practicar noté que el Sifu Raul había respondido a mi publicación en Facebook, Sifu Raúl me invitó a retomar el aprendizaje formal y continuar el programa directamente con él en Chile. A partir de entonces, comencé a viajar cada año a Santiago, quedándome durante un mes completo en cada visita. En esos viajes logré corregir y completar el programa, trayendo nuevas formas, correcciones y experiencias que enriquecieron profundamente mi práctica.
El rigor del proceso
Recuerdo que, en 2018, uno de los retos más grandes fue aprender la forma de Lanza de sombra (Yin Cheung). La revisamos el día antes de mi vuelo de regreso, ¡hasta las 11 de la noche!
Al año siguiente, en 2019, llegué a Santiago a las 6:00 a.m., dormí una hora, desayunamos, y sin descanso nos fuimos directamente a la escuela Choy Lee Fut Chile. Ahí, sin previo aviso, Sifu Raúl me puso a repasar una por una todas las formas del programa. Cualquier error significaba repetirla. Terminé agotado física y mentalmente, todavía sintiendo el desgaste del viaje, pero al final del entrenamiento, Raúl me dijo:
“¡Bien, Tienes todas las formas!”
Ese mismo viaje culminó con un seminario intensivo dirigido por el Gran Sifu Lane Louie. Fue una experiencia exigente en todos los sentidos: técnica, física y emocional. Dormí en el suelo, pasé frío, y me enfrenté a críticas duras de parte de Raúl, pero también necesarias. Todo parecía una prueba constante.
El reconocimiento
Al final del seminario, se realizó una pequeña ceremonia junto a los cinturones negros. Raúl comentó que en sus más de 35 años de enseñanza, nunca había regalado un cinturón negro, y que el mío no fue la excepción. Dijo que estuve a prueba durante años, no solo a nivel técnico, sino también en mi carácter y perseverancia.
Fue así como, con el aval del Gran Sifu Lane, el respaldo de la escuela Choy Lee Fut Chile y la guía constante de Sifu Raúl y Sifu Marcel, logré completar el programa y recibir el cinturón negro, tras seis años de viajes, esfuerzo y sacrificios.
Reflexión final
Inicié este camino en 1996, aunque fue años después cuando lo tomé realmente en serio. El Kung-Fu me ayudó a salir de muchos problemas. Crecí, cambié, maduré. Para mí, el cinturón negro nunca ha sido una meta, sino una consecuencia del amor por el arte. Es un hito, sí, pero no un destino final.
Entreno porque me encanta. Es un lenguaje que entiendo. Me siento profundamente honrado de cómo todo se fue dando, incluso cuando las circunstancias no fueron las ideales. Esto me ha enseñado que, aunque existan malas intenciones, siempre habrá más personas justas, que buscan el bien común y elevan a los demás.
Hoy miro hacia atrás con gratitud. Este camino me ha dado momentos inolvidables y experiencias increíbles. Espero seguir sorprendiéndome, seguir avanzando y, en algún momento, inspirar a mis alumnos y amigos a nunca rendirse. A veces la vida da vueltas extrañas… pero muchas veces, esas vueltas te llevan justo al lugar donde tenías que estar.